lunes, 23 de enero de 2012

Las mil ocurencias del "bravucón" Schettino

Primero nos enteramos con asombro de que el «bravucón» de Schettino había salido por patas nada más enterarse de que el crucero había chocado contra la costa, mientras el número de muertos crecía y el de desaparecidos se cifraba en 70. Por ello, fue acusado por la fiscalía de homicidio culposo múltiple, naufragio y abandono del barco mientras muchos pasajeros aún se encontraban dentro de la nave.

Comenzaban los primeros comentarios: «Según algunos testigos el capitán en el momento del accidente podría haberse encontrado cenando con una amiga y con aparentes síntomas de estar borracho», o «hemos estado dos horas y media en el barco porque el capitán se ha ido con el dinero. Y el primero que se ha ido ha sido el capitán», comentaban algunos pasajeros a ABC Punto Radio.

Naufragio mortal por un saludo
Después nos enteramos de que el «Costa Concordia» había sufrido su accidente porque Schettino quiso tener una deferencia con el «maitre» y con un excapitán de la compañía ya jubilado, a los que quiso saludar acercándose a la costa. Una frivolidad por la que el «Corriere Della Sera» titulaba «un gran naufragio, por un pequeño favor».

Las nuevas informaciones sobre el capitán eran continuas y cada vez más sorprendentes. Primero fingió estar a bordo del «Costa Concordia» en las conversaciones con la Capitanía de Puertos, cuando ya lo había abandonado y apenas se habían evacuado a 40 pasajeros, aunque él aseguró de que eran 4.000. «Ahora vuelvo al puente (de mando)», aseguró antes de explicar que se había ido a popa y dar cuatro datos erróneos cuando ya se encontraba lejos, hasta que tuvo que reconocer que ya no estaba a bordo.

Aquella conversación dio la vuelta al mundo y las frases de Schettino, con tono asustado y dando malas excusas, han dado lugar hasta a camisetas: «No podemos estar a bordo porque el buque estaba apopándose (hundiéndose por la popa, la parte trasera», mientras un oficial le gritaba, «usted decirme los cadáveres que hay. ¿Qué quiere hacer? ¿Quiere irse a casa? Vaya arriba y díganos qué se puede hacer, cuántas personas quedan y qué necesitan» o, más claramente, «¡vuelva a bordo, coño!». Estas frases convirtieron a Gregorio de Falco en el héroe de una Italia humillada por el capitán del «Costa Concordia» y en logo de camisetas.

Más información aquí

No hay comentarios: