
Ya son varios los percances revestidos de notoriedad ocurridos en diversas partes de nuestro país, teniendo en algunos casos desenlaces fatales, como el acontecido en un distrito iqueño del sur, en donde canes considerados potencialmente peligrosos (pitbull), le quitaron la vida a un octogenario.
Demás está reiterar recomendaciones (uso de bozal, correas) tan sencillas de cumplir, ya que ayudaría incluso a salvar vidas de indefensos transeúntes cuando los sorprenden sabuesos de mandíbulas incontenibles.
Sólo basta echarle un vistazo a la Ley 27596 para posteriormente considerar su reglamentación pertinente, claro en la jurisdicción municipal que se atreva a resguardar los intereses de los contribuyentes. Normativa que al ser consultada a los alumnos y docentes “letrados” se quedan en las nubes, pensando que se trata de una broma de mal gusto considerar que actualmente los animales tengan derechos.
Una Ley de Canes que algunas autoridades responsables han considerado reglamentar oportunamente en diversos distritos capitalinos (Callao, San Borja) , llegando incluso a otorgarles documento de identidad y un adecuado registro a su descendencia, ejemplo a seguir en otros lugares conscientes de esta realidad.
Pero como los itinerarios que engloben a los “fieles amigos” son de poca ventaja pecuniaria para autoridades sedientas de lucro, continuarán vulnerables los pobladores ante los embates de animales cuyos dueños son irresponsables en su cuidado.
Excepcional mención merece lo acontecido con “Lay Fun” considerado como héroe, en donde se aplicó la Ley 27596, validándose la actuación de un perro cuando en defensa de la propiedad causare el fallecimiento de un antisocial. Hecho que dio lugar a una encendida polémica a nivel nacional.
Pero episodios como el protagonizado por un obnubilado congresista que acribilló a un pequeño e indefenso schnauzer, pasarán a la historia de como se transfigura el hombre ante su falta de sensibilidad y adaptación frente a seres que comparten el mundo con nosotros.
Un caso extremo salió a la luz en el Distrito de Jesús María que limita la tenencia a dos mascotas por familia, generando reacciones controversiales, pero ayudaría a consolidar un manejo reproductivo (esterilización) ideal en los canes, evitando así, cuadros tristes de animales en estado de abandono, que es tan común percibir en nuestros alrededores.
Hay una tarea pendiente y queda en manos de aquellos funcionarios ediles que en alguna oportunidad su raciocinio considere necesario expedir la ansiada reglamentación, y así los “hermanos menores” se lo agradecerán, evitando ser primeras planas de diarios dependientes del morbo.
Por Lic. Jorge Guerrero Tenorio
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