viernes, 5 de abril de 2013

Prensa independiente fue fundamental para enfrentar el 5 de abril

La noche del domingo 5 de abril de 1992, mientras los peruanos veíamos al entonces presidente Alberto Fujimori disolver el Congreso de la República y tomar el control del Poder Judicial, entre otras instituciones, efectivos militares, con fusiles en mano, tomaban los medios de comunicación.

Su misión era censurar las notas periodísticas con las que al día siguiente se informaría sobre el golpe de Estado. Tras las primeras 48 horas, cada medio de comunicación se fue ubicando: unos al lado, y otros al frente del presidente que encabezó el golpe de Estado.

Aquella noche, mientras Fujimori leía su mensaje a la Nación, los presidentes del Senado, Felipe Osterling, y de la Cámara de Diputados, Roberto Ramírez del Villar, entre otros políticos, fueron sometidos a detención domiciliaria. Casi al mismo tiempo, varios políticos, como Jorge Del Castillo, Abel Salinas y César Barrera Bazán, fueron detenidos por varios días. Además, el ex mandatario Alan García fue perseguido y tuvo que ocultarse hasta que logró asilarse en la embajada de Colombia.

El autollamado "Gobierno de Emergencia y Reconstrucción Nacional" también persiguió a periodistas. La madrugada del 6 de abril, cuando Gustavo Gorriti, corresponsal del diario español El País, escribía el artículo sobre el golpe de Estado de Fujimori un contingente militar lo sacó de su casa. Lo llevaron a un calabozo del sótano del Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE) y luego a Seguridad del Estado, donde había otros periodistas detenidos.

Al día siguiente, y tras una fuerte presión internacional, los hombres de prensa fueron liberados.

EL PAPEL DE LA PRENSA 
 Gorriti recuerda que aquella noche pensó que podía ser asesinado. "Estuve totalmente aislado, sin contacto con nadie. Estaba preparado para el peor desenlace posible", refiere.

Sin embargo, no se amilanó. Ni bien recuperó su libertad, culminó el artículo y convocó a una conferencia de prensa para denunciar lo ocurrido.

"En los días posteriores las cosas se fueron decantando entre los medios y periodistas que persistieron en su apoyo a la democracia y los que empezaron a acomodarse", señala.

Entre los primeros estuvo La República, que para responder a la censura imprimió varias páginas en blanco como medida de protesta.

"Hubo medios que rápidamente tomaron el camino de la inocuidad informativa, especialmente los canales de televisión, cuyos dueños habían sido convocados al Pentagonito en el momento del golpe. Así comenzó el control de la información, que poco a poco se hizo más grotesco", indica.

Gorriti destaca la decisión de los periodistas y medios de comunicación que se mantuvieron firmes y continuó investigando las violaciones de los derechos humanos y los actos de corrupción del gobierno fujimorista.

"La prensa independiente tuvo un papel fundamental durante todos los años de desinformación que siguieron. Fueron la única ventana por la que la gente podía enterarse de la realidad", asegura.

POR LA DEMOCRACIA 
En abril de 1992 el periodista Pedro Salinas tenía un programa político, junto a César Lévano, en Radio Antena 1. Ambos decidieron continuar con su programación normal al día siguiente del golpe de Estado, a pesar de la ocupación militar.

"Entramos a la cabina; entrevistamos a los presidentes del Senado y de Diputados, que estaban con prisión domiciliaria; denunciamos que había dirigentes de izquierda y del Apra detenidos y desaparecidos. Nosotros informábamos mientras que en RPP Dennis Vargas presentaba un informe sobre los problemas de las balanzas en los mercados", relata.

Al mediodía los militares cancelaron la transmisión y detuvieron al gerente general y al gerente comercial. "En canal 11 tenía un segmento de entrevistas políticas y cuando llegué allí me dijeron que habían tomado la 'prudente decisión' de no sacarlo temporalmente. Nunca más me llamaron", manifiesta.

No fue la única ocasión. Varias puertas se le cerraron por su terca crítica al gobierno autoritario de Fujimori.

"Fue una época difícil, en que el gobierno trató de asfixiar los medios críticos, retirando la publicidad estatal y hasta recomendando a varios empresarios a hacer lo mismo", manifiesta.

Pese a ello hubo medios que resistieron. "Dieron una pelea muy larga, pero tuvo frutos, porque la población pudo enterarse de lo que Fujimori no quería. Tuvieron un papel fundamental en la recuperación de la democracia varios años después, cuando finalmente la dictadura cayó", asegura.

EX MINISTROS GOLPISTAS FUERON CONDENADOS
En el 2007, la Sala Penal Especial de la Corte Suprema estableció que el golpe de Estado del 5 de abril de 1992, que encabezó el entonces presidente Alberto Fujimori, afectó el régimen democrático y el Estado de derecho en el país. Por ello condenó a 13 ex ministros que acompañaron al ex mandatario en la comisión de ese delito.

Sentenciaron al ex titular del Interior Juan Briones Dávila a 10 años, como autor mediato del delito de rebelión y secuestro.

Los ex ministros civiles fueron condenados a cuatro años de pena suspendida por considerarlos cómplices secundarios.

Los sentenciados fueron: Jaime Yoshiyama, Carlos Boloña, Absalón Vásquez, Víctor Joy Way, Óscar de la Puente, Augusto Antoniolli, Jaime Sobero, Alfredo Ross y Víctor Paredes.

Fujimori no fue procesado porque no fue extraditado por ese caso.

María Elena Castillo

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