domingo, 6 de octubre de 2013

La Comunicación para la Inclusión Social

La comunicación y la inclusión social son, aisladamente, conceptos de amplia dimensión. Reunidos, ellos pueden abarcar un universo de cuestiones. Además de eso, poseen interacción con otros conceptos, igualmente relevantes y, en algunos casos, interdependientes. Entre ellos, están los conceptos o concepciones de la democracia, la ciudadanía, los derechos humanos y la educación.

Merece la pena señalar algunos, como democracia y ciudadanía y relacionarlos con la comunicación, aquí comprendida como flujo libre y continuo de información entre los diversos actores sociales, con énfasis en los medios de comunicación de masas. Así, tendremos una visión más clara de la interrelación inevitable entre la comunicación y el poder, lo que conduce a la cuestión de la inclusión (o de la exclusión) social.

El concepto clásico de democracia, que presupone tres poderes –el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial– equilibrados entre si, uno controlando al otro para el beneficio del conjunto de la sociedad, hoy está enriquecido por la existencia de lo que llamamos convencionalmente el “Cuarto Poder”. La prensa o, más genéricamente, los medios de comunicación de masas hoy día forman una parte indisoluble del sistema democrático moderno. No hay como concebir democracia sin una prensa libre y vigorosa.

La prensa es uno de los canales a través del cual la sociedad emite opiniones, cambia informaciones, vigila, denuncia y cobra de los tres poderes clásicos el perfecto funcionamiento de lo que entendemos como democracia. Por eso mismo, por tratarse de una parte tan importante y sensible de la democracia, la prensa merece una permanente reflexión, y el punto de partida para esta reflexión es la convicción de que la información, la materia prima de la prensa, no se puede ser considerada una mera mercancía. La información es, ante todo, un bien social que debe estar al servicio de los ciudadanos. Los medios de comunicación deben estar al servicio de la ciudadanía. La comunicación debe ser instrumento de desarrollo social.

Desde esta perspectiva, caben destacar los puntos de contacto entre el rol de los medios de comunicación dentro de un régimen democrático. Tomemos el ejemplo de América Latina. Esta región posee hoy aproximadamente 39 millones de analfabetos totales y 110 millones de personas que tienen la enseñanza básica incompleta. Una región con un índice tan alto de analfabetismo necesita reflexionar sobre el papel que los medios de comunicación pueden tener en la superación de este inmenso obstáculo al desarrollo y al ejercicio mismo de la democracia.

Construir y preservar la democracia implica superar las desigualdades sociales y proporcionar oportunidades semejantes a todos. Consiste, ante todo, en promover el desarrollo social de las naciones.

Hay varios motivos para los impresionantes números del analfabetismo en muchos países de América Latina, y su origen se remonta a décadas. Se trata de un problema histórico de la sociedad latinoamericana, el cual perjudica la existencia de una verdadera democracia, si la concebimos como algo mucho más profundo que un sistema formal. Es en la construcción de esta democracia verdaderamente amplia, que beneficie a todos sus ciudadanos y, sobretodo, a aquellos más necesitados, que los medios de comunicación tienen ese papel fundamental.

La prensa libre, por ejemplo, puede dar resonancia a varias opiniones y vehiculizar todas las informaciones que ella juzgue pertinentes. Este es uno de los mas poderosos instrumentos para que la población construya sus propias condiciones de libertad. Al final, la participación informada constituye un elemento definidor del ejercicio de la libertad y este es, posiblemente, el más poderoso indicador del desarrollo social.

La prensa libre y pluralista tiene el rol estratégico de contribuir para la constitución de los fundamentos de las sociedades democráticas y es, ella misma, producto y medida del nivel de desarrollo social que se logra en cada situación histórica concreta.

Hoy, la prensa, más que nunca, asume una cuota de responsabilidad en las diferentes áreas del desarrollo humano, además de ofrecer la información, fundamentar la formación de opiniones y constituirse en interfaz relevante en el proceso de comunicación del conocimiento, que es la información transformada y capaz de impulsar cambios en la realidad de las personas.

Cabe igualmente señalar el rol de los medios de comunicación en la construcción del capital social. Ofrecer información de cualidad –información veraz, segura y relevante– es una forma de construir este capital, en la medida en que, por este camino, los medios de comunicación estarán transformando a sus lectores, telespectadores y oyentes en ciudadanos críticos, con una mejor capacidad de actuar, reflexionar y decidir.

Otro punto que merece ser destacado, en el ámbito de la relación entre los medios de comunicación y la democracia, es el bajo acceso de la población latinoamericana a las nuevas tecnologías. En este caso, se trata de una función de doble mano inherente a la comunicación: además del derecho de comunicar es fundamental que se garantice también el derecho de tener acceso a la información, preferiblemente con la consciencia crítica.

Con la rapidez del desarrollo de las nuevas tecnologías, la comunicación en el mundo ha producido avances considerables en este sentido. Existen hoy mecanismos eficientes que posibilitan el ir-y-venir de la información, en los sentidos necesarios a la ciudadanía.

En este punto, tropezamos, una vez más, con un factor determinante de la desigualdad social, de la desigualdad de acceso a los modernos medios tecnológicos y consecuentemente de acceso a la participación efectiva de todos en el desarrollo de la democracia. Y retomamos el rol fundamental de los medios de comunicación en este proceso de desarrollo.

Es necesario avanzar un poco más en estas reflexiones, ir más allá de la cuestión del rol de los medios de comunicación en la educación y en la difusión de informaciones. No podemos dejar de tener en cuenta que los medios de comunicación también son elementos fundamentales en la oferta de entretenimiento, arte y ocio para las personas. Debemos evaluar críticamente, por ejemplo, la enorme presencia que la televisión y la radio tienen en la vida de las personas. Para grandes sectores de la población latinoamericana, la televisión y la radio son las únicas opciones de entretenimiento disponibles. El cine y el teatro pocos los frecuentan todavía. Basta verificar el número extremadamente reducido de cines y teatros en algunas ciudades latinoamericanas, sobretodo en el medio rural.

Estas reflexiones, de ninguna forma, sugieren cualquier tipo de control sobre los medios de comunicación. La libertad total y plena es condición básica de la existencia y del funcionamiento de los medios de comunicación en los regimenes democráticos. Lo que proponemos es solamente una reflexión sobre el papel de los medios en la construcción de una verdadera democracia, con justicia e inclusión social.

Es esencial la existencia de medios pluralistas e independientes, que ofrezcan espacios para la expresión de los diferentes puntos de vista y que las informaciones de diferentes fuentes estén disponibles a las miradas críticas del público. Es la diversidad la que crea la posibilidad de miradas diferentes, y es la expresión de esta diversidad la que permite la emergencia y el desarrollo de actitudes de tolerancia entre las personas.

Así es como la comunicación se reserva el protagonismo en la construcción y mantenimiento de las sociedades más democráticas y, consecuentemente, más inclusivas en Latinoamérica. La comunicación es, simultáneamente, causa y consecuencia de una sociedad pluralista, donde la educación tiene espacio garantizado y la ciudadanía es de hecho un derecho universal.

Jorge Werthein es Doctor en Educación por la Universidad Stanford (EE.UU. y vicepresidente de relaciones internacionales del Instituto de Estudios Avanzados para las Américas – INEAM. 

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