A sus 49 años, Alberto Casillas está casado, tiene dos hijos y trabaja como un español más en una cafetería céntrica de Madrid. Sin embargo, desde este martes es un héroe para todo el movimiento del 25 S. Alberto no es otro que el protagonista de una de las imágenes más virales de la jornada que inmortaliza cómo protegió a unos 200 manifestantes de los antidisturbios dentro del Restaurante Prado, del que es encargado.
“No soy un héroe, fue un acto humano; cualquier ciudadano hubiera hecho lo mismo”, asegura a Yahoo! Noticias Alberto, describiendo los incidentes que vivió en el Paseo del Prado, muy próximo a la plaza de Neptuno, el principal foco de los incidentes del 25 S.
“Ocurrió sobre las 22:00 horas”, asegura Alberto. Fue entonces cuando una multitud de jóvenes se refugiaron en el bar mientras huían de la Policía. Ocho agentes se acercaron. “Entren y procedan a la detención”, dijo uno de ellos, según el encargado. “Aquí no van a entrar porque esto está lleno de gente inocente”, contestó, haciendo frente a la autoridad. Alberto no fue detenido, pero asegura que los agentes intentaron agredirle. “Ahora, cuando lo pienso en frío, no sé si hubiera hecho lo mismo, pero tenía mucho miedo porque se podría haber producido una turba en el bar que habría dejado un reguero de sangre”, confiesa.
Mientras tanto, al otro lado de la calle, otro foco de manifestantes lanzaban piedras sobre los antidisturbios. Una de ellas acabó impactando en el brazo de Alberto, que no ha podido ir aún al médico porque este miércoles entraba a trabajar a las 6 de la mañana. “Todavía me duele”, asevera, mientras cuenta cómo gritaba en la calle para que todo el mundo se calmara.
El encargado nos relata cómo su intervención provocó la alegría y los aplausos de los manifestantes que se refugiaron en la cafetería y que le han elevado a la categoría de héroe. Sin embargo, Alberto Casillas no pudo quedarse mucho tiempo en el local. “Estaba muy nervioso y alterado”, recuerda, mientras critica la actuación policial: “La carga fue desmedida, había incluso mujeres golpeadas; yo reconozco que voté al PP, pero estas no son maneras; cuando un Gobierno se esconde detrás de las pistolas se crea un caldo de cultivo que no es nada bueno”, opina.
A Alberto, no obstante, le queda una pequeña espinita clavada: no ha podido disfrutar de su hazaña junto a su mujer y a su hija, que viven en Venezuela, país al que se fue a vivir a los 22 años y del que volvió hace 5 junto a su hijo, que ahora estudia un máster para completar su formación como abogado y que, precisamente, celebraba este 25 S su cumpleaños. “Mi hija me llamó llorando de orgullo; se enteraron por las noticias y tuve que disimular un poco para que no se pusieran más nerviosas”, detalla el encargado mientras recuerda cómo ya había vivido esta situación varias veces en el país latinoamericano, pero nunca una represión semejante en España.
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