martes, 11 de octubre de 2011

Cuatro palos le costaron el triunfo a Perú en el Clásico del Pacífico


Pocas veces se puede ver en un solo partido que los postes y travesaños influyeran tanto en el resultado de un partido. Claudio Bravo además de dos manos, tuvo en sus portería su mejor y más efectiva extremidad: fueron cuatro y fue por ellos que no acabamos celebrando un Perú 6 Chile 4.

Antes de que termine el primer tiempo, cuando Chile ganaba 2-0, Perú ya lamentaba dos palos. El primero a los 36 minutos, luego de una gran jugada de Farfán, Cruzado remata sobre la salida Bravo y el metal se remeció: ¡clanc! Va uno.

Cuatro minutos después Guerrero remata cruzado luego de una buena contra y esta vez el poste derecho del arco chileno se estremeció. Eran los mejores momentos de Perú y al menos el descuento ya era merecido. Van dos.

En la segunda etapa, luego del 4-2 de Suazo, nuevamente Cruzado es tocado por la mala suerte. Un remate suyo desde fuera del área se estrella en el palo. Para no creerlo. Van tres.

Ya con Perú totalmente jugado en ataque y con un Chile arrinconado, Chiroque estrella su tiro en el travesaño. Fue el cuarto. En ese arco no entraba nada más.

Nadie puede negar que Perú entró dormido y Chile aprovechó las ventajas, tampoco que el árbitro tuvo cobros discutibles. Sin embargo, tampoco podrán negar que Chile tuvo algo más que buena suerte.

Chile venció 4-2 a Perú y nadie recordará que un 11 de octubre en una fría noche de Santiago Claudio Bravo fue amparado por sus postes, nadie salvo el portero chileno que esta noche antes de dormir le dedicará una oración al santo de los palos.

Fuente: El Comercio

No hay comentarios: